Desde la terapia ocupacional, abordamos dificultades en la escritura, siendo esta una ocupación significativa de niños y niñas en etapa escolar.
Podemos observar dificultades en el tamaño, legibilidad, fluidez y rapidez al escribir. También, encontramos problemas para respetar renglones, separar palabras y/u organizarse en el cuaderno, saltándose hojas o no saber por dónde empezar a escribir.
Esto ocurre por qué para una escritura eficiente necesitamos diversos pre-requisitos motores y sensoriales. A continuación, se detallan un poquito más:
Entre los requisitos motores, necesitamos una pinza trípode dinámica, donde el dedo pulgar, el índice y el medio sostienen el lápiz y lo mueven para escribir, mientras que el meñique y el anular permanecen cerrados dándole estabilidad a la mano. Para lograr dicha pinza, necesitamos los arcos palmares formados y abierto el primer espacio interoseo (espacio entre pulgar e índice) que permiten el movimiento de oposición del pulgar. Además, es importante la disociación de los demás dedos y la habilidad fina de precisión y fuerza para los movimientos deseados.
Para poder realizar dichos movimientos distales de la mano, primero vamos a necesitar una estabilidad proximal, donde buscamos sostén de la articulación escápulo-humeral como la disociación de los demás segmentos del miembro superior (cubito-radial y movimiento libre de muñeca para que logre permanecer en extensión).
Además, para poder desempeñar la tarea de escritura, el brazo debe poder liberarse y despegarse del resto del cuerpo. Para ello, es necesario una estabilidad postural, que nos permita sostener la postura adecuada, mientras transcurre la misma.
Por otro lado, la dominancia manual definida, las habilidades bi-manuales (que comprometen ambas manos) y la coordinación óculo-manual (la relación ojo-mano, los ojos guían la acción de la mano), como también, el cruce de linea media, son sumamente importantes para la participación de dicha tarea.
En cuanto a los aspectos sensoriales de la escritura, necesitamos discriminación táctil y propioceptiva para escribir de manera eficiente, si no podríamos poner demasiada o poca fuerza al escribir que deriva en mayor cansancio o lentitud. También, es importante la percepción visual para discriminar el tamaño y percibir la forma y el espacio, que nos permite escribir dentro del renglón, como organizarnos adecuadamente dentro del cuaderno.
La prensión del lápiz va evolucionando con los años, siendo aproximadamente, ya que entendemos que todos somos diversos, la siguiente:
Por todo lo descrito anteriormente, dejamos a continuación criterios para acudir o derivar a terapia ocupacional por problemas de escritura: